Hace una semana un gran amigo me recomendó la serie Succession, después vi un post en Instagram acerca del lujo silencioso y hoy he visto una publicación en LinkedIn en la que Andrés Alejandro Pinate comentaba una conversación con hija sobre la marca GAP y las grandes letras que lleva mostrando la marca. Incluso llegaba a decir que en vez de comprar la ropa deberían de pagarnos por llevar la publicidad de la ropa en nuestro día a día.
Todos estos hechos relacionados me han hecho pensar.
La verdad es que no tengo muy clara mi postura acerca de estas técnicas, creo que depende de cada marca, de a quién te dirijas se debe utilizar una estrategia u otra.
Quizás depende del momento vital o de la forma de mostrarnos al mundo. Incluso puede que dependa de la autoestima. Hay gente que necesita mostrarse, como GAP, necesita que todo el mundo vea su pertenencia, sus logros y su camino. Mientras que otros prefieren trabajar en silencio, cosechar logros sin airearlos y dejar que solamente unos pocos que entienden del tema sepan cuánto han logrado.
¿Por qué creo que depende del estado de cada uno? Te lo cuento.
Creo que la vida son etapas
Creo que cada fase, cada momento tiene un patrón más o menos establecido. En la niñez nuestros patrones están muy marcados por el ámbito familiar, en la adolescencia queremos encajar. Queremos ser parte del grupo y por ello en muchas ocasiones hay que mostrar la marca, que se vea que también somos del equipo. Luego llega una época en la que empiezas a tener una libertad, a tener poder de decisión y parece que es más importante la cantidad que la calidad. Y eso también se nota en los hábitos de consumo y de relacionarse, cómo no.
Las otras fases todavía no las conozco, estoy descubriéndolas. Podría hacer conjeturas pero prefiero dejar que lleguen. Ahora mismo estoy en una fase en la que quiero calidad, en la que no me importan la cantidad, además no necesito gritar al mundo las marcas que llevo, quiero crear mi propio estilo, llevar moda que se adapte a mí, con la que me sienta cómoda, que cuide mi cuerpo, que sea gustosa al tacto y en mi piel.
La vida son etapas, son cambios y cada una tiene unas cosas.
Por eso es vital saber cómo es tu público, pero sobre todo cómo es un momento vital, si necesita que le grites, que le vendas, que le atraigas o que le cuides. Es tan importante saber con quién estás hablando. Si no es así se convierte en una conversación sin sentido.
Además es que según sus gustos y su forma de consumir vas a necesitas adaptar, no solamente la comunicación, sino los canales de venta, el diseño o incluso el producto en sí. Así que si no sabes muy bien por donde empezar te sugiero dos opciones…
O tú eres tu buyer persona y creas los productos para personas que sientan lo mismo que tú, que tengan tus mismas necesidades, o bien, bajas al barro, te acercas a los ambientes donde esté tu público objetivo. Te mimetizas con ellos hasta que seas uno más y entiendas a la perfección cómo piensan, qué sienten y qué necesitan. No hay más.
Bueno si, hay otra opción.
Si te sientes un poco agobiado y saturado y no sabes cómo hacerlo, podemos hablar. Tengo unas mentorías en las que la gente que ha confiado en mí, en mis ideas y en mi forma de trabajar, charlamos, me cuentan su idea y en las sesiones la hacemos grandes, le damos forma, la aterrizamos y se van con un plan de acción para ponerla en marcha ese mismo día.