Cuando se pretende crear un producto nos enfocamos en listar los beneficios del producto y todas sus cualidades técnicas pero se olvida definir qué se pretende con él o qué queremos que transmita y provoque en el usuario final.

Si nos fijamos en las grandes marcas que nos rodean podremos apreciar que estas no venden un producto, sino que su objetivo es vender una posición social, disfrutar de la conducción, sentirse cómodo en una casa bonita y a tu gusto o incluso la felicidad de compartir un refresco con los tuyos.

Es por todo esto que según mi forma de entender los proyectos estos se deben trabajar de forma transversal desde el concepto, abarcando todas sus áreas y con un foco claro en el usuario, en sus necesidades y en su experiencia de uso.

Durante el desarrollo del proyecto las áreas que trabajamos son el diseño, la estrategia, la comunicación y la viabilidad técnica y económica. Todas ellas interconectadas para crear un conjunto que ofrezca como consecuencia un producto de éxito.

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